miércoles, 26 de noviembre de 2014

Un nuevo Viaje por Guadalajara

Juan Pablo MAÑUECO MARTÍNEZ: “Viaje por Guadalajara ¿Dónde estáis los que soliáis?”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2014. 308 páginas. ISBN 978-84-15537-58-8. PVP 20 €.

Estamos ante un libro fuera de lo habitual, una obra literaria que nos ofrece juntos los tres vehículos en los que se sostiene la creación literaria, esto es, la prosa (pues de una novela se trata, con sus características propias que ahora epxlicaremos), la poesía, que enlaza y nutre muchas de sus páginas, y el drama, puesto que aparecen varias piezas teatrales, que son en concreto un auto sacramental profano y un entremés dramático.  A lo largo de sus 308 páginas, se nos desgrana un viaje de 12 horas de duración por la ciudad de Guadalajara, desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche de uno de los días finales del mes de agosto. El total de la obra consta de tres libros en uno, que pueden leerse en conjunto o bien cada género puede leerse por separado, teniendo argumento y sentido en sí mismo.

La novela lleva por título “Viaje por Guadalajara” y su protagonista principal, denominado el Viajero, engarza y da unidad al conjunto de la obra, puesto que los poemas pueden considerarse un monólogo interior rimado de este personaje, que le va acompañando a lo largo de toda la acción narrada en la novela, haciéndonos partícipes de sus pensamientos más hondos, mientras efectúa su viaje por Guadalajara.

Por otra parte, las dos piezas de teatro en verso que contiene el libro son derivaciones del Viajero, la primera de ellas es un sueño que le sobreviene mientras queda dormido, sentado en un parque de la ciudad, a primera hora del atardecer. y la segunda, una proyección de su imaginación cuando llega a un bucólico lugar ameno, con una fachada blanca donde esa especie de proyección cinematográfica puede realizarse. Ambas piezas de teatro se publican en el texto a doble columna, para diferenciarlas claramente del resto de la obra.

El lector que siga el curso correlativo y ordenado del escrito alcanzará una visión conjunta de este libro y de la andadura de su protagonista. Aunque ya advertimos que también puede leerse cada género por separado, y en tal caso se conseguirán perspectivas distintas del libro, mensajes diferentes de esta obra polisémica.

La novela de Mañueco es a su vez doble, y contiene dos estructuras diferentes pero complementarias: el relato mayor, en prosa, se titulada “Viaje por Guadalajara”, y narra un recorrido de su protagonista por esta ciudad castellana, durante las doce horas que dedica a caminar por sus calles, plazas, monumentos y establecimientos comerciales y a trabar conversación con las personas que le salen al paso, con sus correspondientes descripciones, narraciones y diálogos. Para diferenciarse del resto de la obra, va en caja tipográfica más ancha que la parte poética. Dentro la novela, podría distinguirse un relato más breve o novela corta, titulado “Conversación ante San Ginés”, el cual, sin embargo, también puede leerse como parte del relato mayor.

Se complementa con otra serie de pequeños relatos en  verso (narraciones cortas o pinceladas de acción o historias breves o cuentos), que se presentan bajo el nombre de “Evocaciones”, y que descienden sobre el texto de una forma torrencial, tempestuosa, incontenible y que, por servirse de la rima asonante, serán llamados, en la adenda final del libro, “torrentes asonantados”.

Tienen también su propia y peculiar ilación argumental para quien los lea en conjunto, más intimista, puesto que se trata de los recuerdos del protagonista y contribuyen a que el lector conozca mejor la psicología del personaje. Asimismo van en caja tipográfica ancha, como la novela en prosa.

El Teatro, por último, se estructura en dos unidades dramáticas. Una de ellas es el auto sacramental profano titulado “La danza del Amor, el Desengaño y la Esperanza”, que incluye la intervención de figuras alegóricas, con sus oportunas acotaciones escénicas.

La segunda unidad, más breve, es el entremés dramático “Vive el momento presente”. Toda esta parte teatral se halla también escrita en redondillas dobles –olas, brisas o coplas alcarreñas-, lo que refuerza formalmente el carácter armónico de la obra. Llevan su título en letras grandes y se señala en letra negrita, en el lugar oportuno, el final de cada una de las obras.

El estilo en que está redactada la obra es el de “realismo simbólico”, esto es, la realidad no transcrita directamente, sino reelaborada mediante un vigoroso componente de creatividad poética, metafórica y alegórica, aunque también se encontrarán pasajes de puro realismo decimonónico en la parte  novelada.

La acción transcurre en nuestros días, y hay en la obra numerosos personajes, espacios, comercios, lugares de Guadalajara en los que protagonista entra: están vivos y tienen pálpito. Se describen diferentes calles y monumentos de la ciudad de Guadalajara: el Palacio del Infantado, la calle Mayor, el convento de la Piedad, el Liceo Caracense, las ruinas de San Gil, la plaza del Jardinillo, la plaza de Santo Domingo, el parque de la Concordia, la iglesia de San Francisco, la concatedral de Santa María...

Por esas calles, pasean personajes reales e imaginarios vinculados a la ciudad, que nos cuentan sus peripecias vitales y sus particulares visiones de la ciudad y de la sociedad en la que vivimos, al tiempo que se nos muestran cafeterías, restaurantes, establecimientos y librerías, etc. perfectamente conocidos por cualquier habitante de la ciudad. Un índice de nombres, al final del libro, da cuenta de los personajes y personas alcarreñas de nuestros días y de todos los tiempos, que se citan en la obra.

Todavía, y en el camino del realismo simbólico en el que se mueve la obra de Mañueco, hay una sorpresa para el lector/viajero: los últimos capítulos de la novela nos llevan a  un lugar sorprendente, porque como si se tratara de una novela policíaca se descubre en qué lugar de la ciudad de Guadalajara se encuentra el Paraíso Terrenal bíblico, al que, después de un viaje cósmico hasta el instante inicial de la  Creación o del Big Bang del Universo, se llega en el Tercer Día de la Creación, cuando todavía no ha surgido el hombre, sino solamente las plantas. En dicho lugar de Guadalajara está emergiendo en ese momento el Árbol de las Letras del Bien y del Mal, que se describe y se comentan sus innumerables frutos.

Intercalado entre los capítulos de la novela, como ya hemos visto, aparece el poema "Dónde estáis los que solíais", compuesto de unos 4.500 versos, escritos en una nueva estrofa, inédita, denominada "coplas alcarreñas", "octavas olas" u "octavas brisas" (básicamente, son redondillas con rima que se va alternando: abba baab), y dos pequeñas obras de teatro en la misma estrofa.
 
Hablando en propiedad, este largo poema que va y viene, tiene personalidad y viva propia, y puede ser leído sucesivamente en su integridad. El mensaje que recibirá el lector en tal caso será otro diferente al de la obra en conjunto. En él se tratan una decena de los motivos literarios universales (de entre el centenar de los posibles): el "ubi sunt?" o "¿dónde están?" de las personas y de las tiempos que se fueron, la vida como camino, la esperanza como luz y faro de la vida, el "carpe diem" del momento presente, único tiempo realmente existente, el Amor, la búsqueda de Dios, el paso del tiempo, el cambio continuo de las cosas, las relaciones humanas...


En definitiva, es esta obra un monumental aporte a la literatura generada en Guadalajara, que tiene a la ciudad, a sus monumentos, a sus gentes y a su historia por protagonista, y que cumple varias funciones: porque tiene la belleza intrínseca de lo bien escrito, junto al aporte de información y de sorpresas. La pluma de Juan Pablo Mañueco, veterana y madura como pocas, aquí se alza poderosa y clara. Un gusto para los lectores empedernidos, una obligada tarea –su lectura- para cuantos aman, o lo dicen, a la Guadalajara de siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión sobre este libro nos interesa. Escríbela aquí.